viernes, 29 de diciembre de 2017

ATARDECER DE LUNA

Me encanta dormirme
observando
el atardecer de luna
tatuado en tu pecho.

Y es entonces
cuando me sumerjo
en mi consciente más inconsciente,
en mi mente más inerte.

Me voy golpeando
con las ramas
de aquel árbol milenario,
que tanto ha visto,
que tanto ha oido
y que nada ha dicho.

Mi mente aterriza con suavidad
en el prado donde descansa el árbol
y observa que esta sola
la luna mirando
y también callando.

Una brisa golpea mi mente
y sigue cayendo
        .
        .
        .
pero esta vez
sigue y sigue
no para,
no se detiene.

Despierta,
la mente inquieta.

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