EL LABERINTO DEL TIEMPO (LA VIDA)

Tengo la extraña sensación
de que me autoboicoteo,
que pienso
más de lo que debo.

Que debería dejar de pensar...
lo sé,
es mi psique constante,
que me acompaña
como lo hace mi sombra
los días de sol
y las noches de luces
por las calles
de la ciudad del cierzo.

Callejeo
por el laberinto de mi mente,
me asaltan
los fantasmas del pasado,
pero consigo dejarlos atrás.

Y ahora,
en este presente,
me encuentro
en la calle de los sueños,
haciendo esquina con la del abismo
y la del pensamiento positivo.

Estoy parado,
no sé hacia donde ir.

El cierzo
me golpea la cara
y me saca del laberinto.

Debo dejarme llevar,
abrir los brazos
y que me empuje el tiempo,
hacia delante.

Márcame el rumbo,
yo me dejaré llevar,
no me apetece pensar más.

¿CÓMO DECIRLO?

No me hace falta
escribir cada día
para saber
que si no escribo
no sé lo que digo.

Porque
cuando no salen las palabras,
un papel y un boli
son las que las sacan.

Y tú,
y todos los pliegues de tu cuerpo
me inspiran
para poder escribirnos
estos versos
llenos de los besos que nos dimos
aquella noche
que se convirtió en día
sin darnos cuenta.

Desordenamos la habitación de la pasión,
deshaciendo la cama,
sacándole las sábanas,
destapando las vergüenzas
y riendo hasta el alba.

Te regalo mi sonrisa,
que aunque sea mía
es tuya,
de tus ojos,
de tus labios,
de tu cuerda locura
que me hace caminar
entre el abismo de la amargura
de no volver a ver tu mirar
y el miedo que tengo
a volverte a ver
y no saber
por dónde empezar a hablar.

Porque si no escribo,
no sé lo que digo.