Rubias, tostadas y negras,
de trigo, cebada e incluso
afrutadas.
Miles de cervezas
y no hay lucha entre ellas,
solo luchan
las empresas que las gobiernan.
Pruebo una,
pruebo otra
y me encanta
su color
y me enamora
su sabor.
Y no quiero
tener que elegir
porque no soy
Dios.
Voy a seguir probando
y reprobando
todos y cada uno
de los aromas
que emanan de ellas,
pacíficas y amenizadoras
de noches,
de días,
de VIDA.
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